a Blas de Otero
En la oscuridad,
la llama del viento
me conduce a la frontera de los sueños
me conduce a la frontera de los sueños
donde en silencio busco el deseo
y atravieso la línea del misterio
y atravieso la línea del misterio
Los recuerdos entonces me desordenan, se clavan en mi pecho.
El tiempo se desvanece en la distancia.
Y todo por venir cuando la fantasía mece el olvido
y no hay tiempo para el lamento. No se si fue ayer.
Es en el arte de vivir
cuando te encuentro.
Cuando juego con el trapecio
y me enfrento a la tormenta.
Me queda la palabra
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