MI POEMA NO ES AZUL
Vuelve el viento del norte,
vuelve la libertad a tocarme
y la imagen de una estructura de hierro
se distingue en el horizonte.
Prendo el hilo de Ariadna en busca de un recuerdo
y el deseo aparece con las palabras cuando las hilvano
y encadeno para encontrar el poema.
Provoco el silencio,
y una voz me llama de una manera lujuriosa.
Pero no es hora de morir todavía.
Los dioses desaparecen de la faz de la tierra
y como un héroe en busca del tiempo
recorro esos caminos futuros,
como un mercenario
para leer el poema.
Tras la puerta surge lo imprevisible,
y encuentro el bálsamo que calma las raíces
en los confines del deseo.
Es entonces cuando me detengo en el espacio etéreo y lábil
para desenterrar el poema.
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